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 | Por el Reverendísimo Steven J. Raica, Quinto Obispo de Birmingham en Alabama

‘Peregrinos de Esperanza’

Queridos hermanos y hermanas, el próximo año 2025, es un año Jubilar para toda la Iglesia. Normalmente, los años Jubilares son celebrados cada 25 años con algunas celebraciones Jubilares en años de aniversarios especiales. El próximo año Jubilar será marcado por eventos especiales enfocados en el tema del año: “Peregrinos de Esperanza.” El Papa Francisco abrirá puertas especiales para el año Jubilar en las cuatro basílicas principales en Roma y en una prisión. Las cuatro basílicas principales en Roma son: Santa Maria la Mayor, San Pablo Extramuros, San Pedro y San Juan de Letrán (también la Catedral de la Diócesis de Roma). Sin duda, para hacer una peregrinación a Roma se requiere un esfuerzo especial.

Aquí en la Diócesis de Birmingham en Alabama, nos sentimos honrados de participar en el año Jubilar porque será un año lleno de gracia para muchos feligreses en nuestra vasta diócesis. Incluso si es imposible ir a Roma en persona, uno puede participar desde lejos en los eventos especiales que resaltaran el año Jubilar.

Dos palabras en el tema principal, “peregrino” y “esperanza”, se destacan para significar un aspecto importante de nuestra vida cristiana.

La palabra “peregrino” sugiere que estamos en un viaje. De hecho, estamos en el camino de regreso a nuestro Padre Celestial. Ser un peregrino significa que estamos viajando ligeros, sin equipaje pesado.  Significa que nos dirigimos hacia nuestro destino final de unión con Dios para la eternidad. Esas son algunas cualidades externas. Algunas cualidades internas incluyen nuestro propio deseo de dejar todo atrás porque tenemos la posibilidad de obtener algo grandioso. También sugiere que estamos reflexionando sobre el progreso que estamos haciendo. ¿Vamos en la dirección correcta? ¿Hemos leído claramente las señales en el camino? ¿Están nuestros corazones puestos en el “bien mayor” que tenemos ante nosotros? Somos verdaderamente peregrinos que caminamos juntos para llegar a nuestro destino final con el Señor.

La palabra “esperanza,” según Catecismo de la Iglesia Católica, implica que “deseamos el Reino de los Cielos y la vida eterna como nuestra felicidad, poniendo nuestra confianza en las promesas de Cristo y apoyándonos no en nuestras propias fuerzas, sino en la ayuda de la gracia del Espíritu Santo.” (CIC1817)  Sugiere que ya tenemos esta virtud en nuestras aspiraciones fundamentales para sostenernos en nuestro camino hacia la beatitud eterna. Nos fortalece y nos ayuda a mantener nuestra atención en los dones de la vida eterna y la salvación, ganados para nosotros por Jesucristo. (CCC 1818-1821)

Nuestro mundo moderno, lleno de cinismo y escepticismo, puede erosionar fácilmente la esperanza y mantenernos distraídos de nuestro camino. Podemos desanimarnos fácilmente cuando no vemos inmediatamente los resultados de nuestra fe. Con eso en mente, le pido a todos aprovechar las gracias especiales que se ofrecen durante todo el año para todos los peregrinos, para mantener nuestros ojos fijos en nuestro objetivo de la unión con Dios para la eternidad, mientras hacemos nuestro peregrinaje al cielo como hermanos y hermanas en Cristo.

De hecho, nuestra temporada de Adviento y Navidad está llena con personas que buscan esperanza. La gente del Antiguo Testamento, especialmente el Profeta Isaías, destacó que el Mesías realmente vendría y nos conduciría a la eternidad. María y José se dirigieron a Belén, luego a Egipto y regresaron a Nazaret, para mantener viva la esperanza. Los Reyes Magos vinieron porque estaban buscando algo más en sus vidas, lo cual encontraron con el niño Jesús en el pesebre.

Mis oraciones son para que todos nosotros seamos “peregrinos de esperanza” en nuestros hogares, parroquias, escuelas y nuestros lugares de trabajo o descanso. Que podamos profundizar el maravilloso don de la esperanza que Dios nos ha dejado al emprender el peregrinaje de la vida. ¡Les deseo a todos una temporada de Adviento y Navidad muy bendecida!