
El testimonio de los jóvenes
‘Un Latido Vital en La Misión De La Iglesia’
‘Un Latido Vital en La Misión De La Iglesia’
Queridos amigos, mientras escribo este artículo para One Voice acerca de los jóvenes en la Iglesia, reflexiono sobre la vida del Papa Francisco, quien falleció el 21 de abril. Sentía una gran pasión por los desfavorecidos, los olvidados, los que sufren en la sociedad. Siempre buscaba decir a cada persona que encontraba: “Eres amado … eres necesario … eres importante.” Me conmueven las imágenes del Papa Francisco con los ancianos, con los jóvenes y con aquellos marginados por la sociedad. Durante su Ministerio Petrino, intentó extender la mano con un abrazo misericordioso como un gesto de acogida.
Queridos amigos, mientras escribo este artículo para One Voice acerca de los jóvenes en la Iglesia, reflexiono sobre la vida del Papa Francisco, quien falleció el 21 de abril. Sentía una gran pasión por los desfavorecidos, los olvidados, los que sufren en la sociedad. Siempre buscaba decir a cada persona que encontraba: “Eres amado … eres necesario … eres importante.” Me conmueven las imágenes del Papa Francisco con los ancianos, con los jóvenes y con aquellos marginados por la sociedad. Durante su Ministerio Petrino, intentó extender la mano con un abrazo misericordioso como un gesto de acogida.
Para esta edición, deseo basar mi reflexión en algunas frases de su Exhortación Apostólica Christus Vivit (Cristo vive), escrita en 2019 y dirigida particularmente a los jóvenes tras el Sínodo sobre la Juventud. Me llena de alegría que la iglesia es joven gracias al gran número de jóvenes que participan en diversos niveles, no solamente en nuestros ministerios universitarios, sino también en lugares como el Campamento Tekakwitha, un espacio de renovación y esperanza para los jóvenes de nuestra diócesis. Aquellos que han experimentado el campamento también tienen memorias inmemorables de una adolescencia llena de alegría como hijos de Dios.
La fe que profesamos en la Pascua es un signo de exclamación audaz en nuestras vidas como cristianos. Creemos que “Cristo está vivo”, o como dijo el Papa Francisco con voz entrecortada en su bendición Urbi et Orbi desde el balcón de San Pedro en la mañana de Pascua: “¡Cristo ha resucitado!”. Fueron pocas palabras, pero ellas mismas contenían el mensaje de esperanza para un mundo que busca paz y una nueva dirección.
Nuestra fe en este mensaje pascual eterno es un regalo para hoy, especialmente a través de nuestros jóvenes. En ellos, llenos de entusiasmo, curiosidad y energía sin límites, encontramos un nuevo entusiasmo gracias al testimonio que nos ofrecen. Agradezco a nuestros jóvenes su fervor de fe.
El Papa Francisco nos recordó que “ser joven, más que una cuestión de edad, es un estado del corazón”. Esa juventud — la energía, la audacia, la apertura al asombro — puede encontrarse en todo aquel que está vivo en Cristo, pero brilla de manera especial en los jóvenes que apenas comienzan a desplegar y madurar sus vidas. Sus preguntas, su inquietud y sus sueños no son distracciones para la fe; son, más bien, esenciales para ella. Su imaginación evita que la Iglesia envejezca.
En un mundo que con frecuencia intenta definir a las personas por su estatus, productividad o imagen, Christus Vivit rompe con una verdad liberadora: “No te definen lo que otros dicen de ti, sino lo que Dios dice de ti”. ¿Y qué dice Dios? Que eres amado y elegido. No eres un pensamiento secundario; eres “un latido vital en la misión de la Iglesia”.
“No tengan miedo de soñar en grande”, exhorta el Papa Francisco a los jóvenes. No es solo un mensaje de ánimo, sino un desafío a llevarnos a todos hacia una esperanza más profunda. La Iglesia “depende de la imaginación y los sueños de los jóvenes” para mantenerse en una eterna primavera de vida. Sus preguntas nos invitan a pensar. Su valentía nos llama a actuar. Su visión nos impulsa más allá de lo cómodo hacia lo posible para una nueva generación de creyentes.
Esta llamada “primavera de la vida” no es una temporada pasajera. Se renueva cada vez que un joven dice “sí” a Cristo, al amor, a la misericordia, a la justicia y a la alegría. Es un recordatorio para todos, sin importar nuestra edad, de que en Cristo siempre somos jóvenes.
¡Gracias, jóvenes de la Diócesis de Birmingham!
Por el Reverendísimo Steven J. Raica es el Quinto Obispo de la Diócesis de Birmingham en Alabama.