‘Poniendo en práctica el amor de Dios’
Food for our journey
Food for our journey
Un domingo en la tarde de 2018, durante la misa, el Espíritu Santo le “susurró” a Kelly Greene, una feligresa de la parroquia de Principe de Paz en Hoover. Greene y su esposo habían estado discutiendo maneras de continuar su labor con las personas sin hogar, pero fue en el momento en que estaban escuchando la homilía del Padre John Fallon que su camino se volvió claro: proporcionar un camión de comida para llevar alimentos directamente a quienes lo necesitan. Green y su esposo solicitaron y obtuvieron el estatus de organización sin fines de lucro. Se pusieron en contacto con Christine Golab para que les ayudara a implementar su plan, y el servicio a la comunidad empezó oficialmente en el otoño de 2019.
Hoy, Food For Our Journey, sirve comidas los siete días de la semana desde su camioneta modificada, recorriendo diariamente casi 30 lugares diferentes en el área de Birmingham. En promedio, 250 a 300 personas acuden cada día a la camioneta y se sirven acerca de 400 comidas, lo que se traduce a aproximadamente 145,000 comidas servidas cada año. Proporcionar desayuno y almuerzo llena estómagos vacíos, pero Green sostiene que el ministerio es mucho más que eso.
Además de los artículos de higiene, medicamentos, kits para el cuidado de heridas y ropa que se mantiene a bordo de la camioneta, en última instancia, un ministerio relacional que nace de la confianza que las personas necesitadas comienzan a depositar en Food For Our Journey. Una vez esto sucede, afirma Greene, el ministerio se convierte en un puente. “Entonces podemos ayudarles a encontrar un lugar donde vivir, atención médica, tratamiento para el consumo de sustancias, prácticamente cualquier cosa que pueda ser un problema para ellos,” señala. “Los estamos ayudando a alcanzar su objetivo final de terminar con su situación de no tener donde vivir.”
Un señor que acudió a Food for Our Journey resume muy bien el ministerio: “Estoy en el fondo del pozo. Lo he perdido todo … Ahí fue donde Dios intervino y me presentó a Food For Our Journey … Me alimentaron, pusieron gasolina en mi camión y pagaron por las medicinas para la presión. Cuando digo que ellos me salvaron la vida, lo digo en serio. Lo único en lo que podía pensar en ese momento era en suicidarme. Food For Our Journey me dio esperanza, me mostró compasión y me amó incondicionalmente. Tres meses después, he encontrado trabajo. Tengo un apartamento. Estoy reconstruyendo mi familia.”
