| Por El Reverendísimo Steven J. Raica

“Iré, Señor, si Tú me necesitas…”

Mis queridos hermanas y hermanos, mientras viajo alrededor de la diócesis, no es raro para mí escuchar de feligreses sus ardientes esperanzas y deseos expresados de una forma simple.  “Necesitamos sacerdotes y religiosos.” “¡Si tan solo tuviéramos más sacerdotes!” “¿Podemos traer sacerdotes de otros lugares?” “¡Necesitamos sacerdotes que puedan ejercer su ministerio en los campos universitarios!” “¿Cómo nos está afectando la escasez de sacerdotes?” “¿Podemos encontrar más hermanas y hermanos?” ¡Ya se pueden hacer una idea! No hay una casa de pedidos centralizada, o un departamento en Amazon o Walmart, desde el cual podamos hacer pedidos para más sacerdotes y religiosos.

Ciertamente, estoy — de hecho, todos estamos — muy agradecidos por las muchas diócesis y comunidades religiosas que tienen una abundancia de sacerdotes y religiosos con quienes tenemos amistad y relaciones continuas y que generosamente comparten sus sacerdotes y religiosos para los diferentes ministerios en toda nuestra querida diócesis. Sin embargo, estas no son soluciones permanentes a los desafíos vocacionales a los que nos enfrentamos en el futuro.

Nuestro enfoque debe centrarse en los jóvenes de hoy que deben escuchar la voz de Dios hablándoles directamente en sus corazones. En una canción más contemporánea, cantamos: “¡Aquí estoy, Señor! ¿Soy yo, Señor? Te he oído llamar en la noche”. El llamado al servicio sacerdotal y religioso en la iglesia es tan variado como los individuos. Cada uno aporta fortalezas particulares para resaltar las necesidades vocacionales que tenemos actualmente. Cada uno está bendecido de manera diferente con habilidades y talentos que complementan las mayores necesidades que tenemos alrededor de nuestra comunidad diocesana. Cada uno debe escuchar la voz única de Dios hablando con ellos personalmente. Cada uno debe seguirlo de una manera nueva, embarcándose en un camino vocacional cuyo horizonte y meta no podemos ver.

Al igual que ustedes, estoy sorprendió del número de jóvenes que se acercan y expresan su deseo de entrar en la formación sacerdotal. Ellos están escuchando el llamado único en sus corazones y quieren ver si pueden verificar el llamado a través de oración y experiencia formativa. Nuestro número creciente de seminaristas es significantemente alto con respecto a años anteriores, gracias a sus oraciones y proyección vocacional. El aumento es verdaderamente una bendición única. Actualmente, tenemos 18 seminaristas en formación y el año entrante, estamos en camino de tener más de 20 en formación. Mientras ellos avanzan en el proceso de la formación, les pido que se unan a mí en oración para que cada uno pueda escuchar la voz de Dios hablándole en sus corazones para que puedan decir: “Iré, Señor si me necesitas…”

Este número de One Voice está resaltando una muestra de increíbles historias vocacionales de nuestra diócesis.  Cada una tiene un camino único. Cada una tiene una historia poderosamente dinámica que describe como ordenaron sus esperanzas y deseos. Cada uno ha escuchado la voz de Dios — “¿Soy yo, Señor?” — y después de mucha oración y la llamada correspondiente del obispo o superior, llegaron a la conclusión: “Iré, Señor … Haz de mí lo que quieras… ¡Hágase tu voluntad!”.

Las vocaciones surgen de quienes escuchan el llamado de Dios. Si conocen a alguien que podría ser un buen sacerdote o religioso, por favor dile algo como: “¿Alguna vez has considerado el sacerdocio o la vida religiosa? ¡Estoy rezando para que escuches el llamado de Dios!” Esas palabras podrían ser una de las señales confirmando lo que los candidatos deben escuchar para verificar su camino vocacional. Para aquellos que ya están en el camino de la formación, decir “gracias” o “estoy rezando por ti” significa mucho. Que Dios bendiga a quienes tan fiel y generosamente han servido a nuestra diócesis después de haber escuchado el llamado de Dios como los sacerdotes, diáconos, hermanas religiosas, sacerdotes y hermanos en la vida consagrada  Que muchos más escuchen y respondan generosamente a la invitación del Señor: “¡Sígueme!” ¡Que Dios los bendiga a todos!


El Reverendísimo Steven J. Raica es el Quinto Obispo de Birmingham en Alabama.

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