
Educación católica
‘Construyendo un futuro lleno de esperanza’
‘Construyendo un futuro lleno de esperanza’
A finales de enero, las iglesias y escuelas de todos los Estados Unidos conmemoraron la Semana de las Escuelas Católicas. Fue un momento de reflexión sobre el don de las escuelas católicas y el impacto que nuestras escuelas hacen en la formación de nuestros niños en la fe y la vida de ambas la iglesia y la sociedad. El tema de este año para la semana capturó la amplitud de la misión en términos simples: “Unidos en la Fe y la Comunidad.” De hecho, capturó el corazón de lo que hace la educación religiosa única y transformadora. Más que centros de excelencia académica, las escuelas católicas son espacios sagrados donde se moldean las mentes y corazones jóvenes para alcanzar su máximo potencial, físico, intelectual, espiritual y humano. Nuestra misión es formar individuos que no solo sobresalgan en las aulas, sino también se conviertan en personas que Dios amorosamente ha destinado que sean.
A finales de enero, las iglesias y escuelas de todos los Estados Unidos conmemoraron la Semana de las Escuelas Católicas. Fue un momento de reflexión sobre el don de las escuelas católicas y el impacto que nuestras escuelas hacen en la formación de nuestros niños en la fe y la vida de ambas la iglesia y la sociedad. El tema de este año para la semana capturó la amplitud de la misión en términos simples: “Unidos en la Fe y la Comunidad.” De hecho, capturó el corazón de lo que hace la educación religiosa única y transformadora. Más que centros de excelencia académica, las escuelas católicas son espacios sagrados donde se moldean las mentes y corazones jóvenes para alcanzar su máximo potencial, físico, intelectual, espiritual y humano. Nuestra misión es formar individuos que no solo sobresalgan en las aulas, sino también se conviertan en personas que Dios amorosamente ha destinado que sean.
En el centro de cada escuela católica en nuestra diócesis está el compromiso de nutrir a la persona en su totalidad. A través de una educación académica rigurosa, los estudiantes son desafiados a pensar críticamente, comunicarse efectivamente y crecer en conocimiento. Pero la formación académica es solo parte del camino. El crecimiento espiritual es tanto central como fundamental. Las oraciones diarias, las oportunidades para los sacramentos y un ambiente lleno de fe para ver sus vidas a través de la lente de fe invitan y desafían a los estudiantes a profundizar su relación con Cristo. La formación humana también juega un papel importante, ya que ayudamos a los estudiantes a desarrollar virtudes como la compasión, integridad y resiliencia, que les capacitan para afrontar los retos de la vida con gracia y determinación.
Este enfoque integral es posible gracias a la dedicación de nuestro personal docente y administrativo quienes encarnan la misión de la educación católica. Sus esfuerzos incansables, guiados por la fe y un amor genuino por los estudiantes, inspiran excelencia en cada aspecto de la vida escolar a través de la Diócesis de Birmingham. Me uno a Margaret Dubose, nuestra superintendente, y a nuestro excelente equipo de administradores escolares, profesores, personal, voluntarios y benefactores de toda nuestra diócesis quienes reconocen los dones únicos y el potencial de cada niño, alentándolos a luchar por la grandeza mientras permanecen arraigados en los valores evangélicos del amor, servicio y justicia.
Lo que distingue a nuestras escuelas es que tienen una misión intencional. La educación católica es más que una preparación para una carrera; es una preparación para la vida; una preparación para alcanzar nuestros más altos potenciales para convertirnos en buenos cristianos aportando algo más a la familia y a la sociedad. En estas escuelas, los estudiantes son elevados para convertirse en agentes de esperanza y personas con profunda fe. Son animados para ver más allá de sí mismos, de reconocer las necesidades de los demás y de contribuir de manera significativa a la mejora de la sociedad. Ya sea por medio de actos de servicio, de ayuda a la comunidad, o la búsqueda de la justicia social, los estudiantes graduados de las escuelas católicas llevan consigo un espíritu de esperanza que transforma el mundo que los rodea.
En los últimos años, nuestras parroquias y escuelas diocesanas han experimentado un notable crecimiento, un testimonio del valor perdurable de la educación católica. Este crecimiento nos posiciona para ser lugares de esperanza y transformación para aún más familias. Con la fe como nuestra base, estamos preparando a nuestros estudiantes para el mundo de mañana, equipándolos con conocimiento, habilidades y la brújula necesaria para navegar por una sociedad que cambia rápidamente.
Únanse a mí para expresar nuestra gratitud por el don de la educación católica y todas sus facetas y dimensiones. Unidos en fe y comunidad, nos sentimos inspirados para continuar formando generaciones de jóvenes quienes llevaran la luz y el amor de Dios al mundo. Juntos, estamos construyendo un fututo lleno de esperanza.
Por el Reverendísimo Steven J. Raica es el Quinto Obispo de la Diócesis de Birmingham en Alabama.