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 | Por el Reverendísimo Steven J. Raica, Quinto Obispo de Birmingham en Alabama

‘Llamados a ser voces de esperanza’

Mis hermanas y hermanos de toda nuestra diócesis, muchas felicidades y bendiciones para todos ustedes en el Año Nuevo.

Este año, toda la Iglesia celebra un Año Jubilar especial, proclamado por el Papa Francisco en su Bula de Indicción titulada: “Spes non condundit.” (“La esperanza no defrauda,” Romanos 5:5) Nuestro Santo Padre nos invita a reflexionar más profundamente sobre los temas de la esperanza, la misericordia y la renovación, pidiéndonos a todos a comprometernos más profundamente con sus comunidades de fe. Es apropiado, por lo tanto, que empecemos este Año Nuevo con un renovado sentido de optimismo y resiliencia en diversos niveles.

El Papa Francisco pone énfasis en que este Año Jubilar es un momento para reavivar la esperanza, particularmente en un mundo a menudo ensombrecido por la desesperación, la división y la apatía. Pensando acerca de los diversos conflictos mundiales en Ucrania y el Medio Oriente, así como también en nuestras propias ciudades, con seguridad necesitamos algo en lo que enfocar nuestra atención para construir unidad, comunidad y relaciones pacíficas. El nos llama para que reconozcamos que la esperanza no es meramente una idea abstracta y amorfa, sino una realidad espiritual profunda que inspira acción. Como feligreses de toda la Diócesis de Birmingham, se nos anima a aprovechar esta oportunidad para convertirnos en agentes y voces de esperanza en nuestras comunidades, reflejando el amor y la misericordia de Cristo en nuestra vida diaria. Cada pequeño paso puede resultar en avances positivos.

En ese sentido, y desde mi propia perspectiva, me siento verdaderamente edificado por el número de esfuerzos parroquiales que tratan de ofrecer expresiones concretas de esperanza. Muchos voluntarios generosamente comparten su tiempo y talento para asegurar nuestra formación en la fe a través de nuestros programas catequéticos, brindando formación y apoyo a nuestros jóvenes estudiantes en su camino de fe. Otros voluntarios caritativos se aseguran de que los bancos de alimentos y los programas de ayuda para los pobres y vulnerables en nuestras comunidades cívicas satisfagan las necesidades humanas que ven. Otros voluntarios eucarísticos visitan a los enfermos y a quienes no pueden salir, mostrando compasión y solidaridad con los necesitados a través de la oración y llevando la Eucaristía a quienes no pueden unirse a nuestras comunidades en la iglesia. Otros brindan el apoyo financiero tan necesario para asegurar que los recursos de las parroquias sean adecuados para sostener una vida parroquial vibrante, de modo que la misión de Cristo pueda continuar. Cuanto más aprendo, más satisfecho me siento por los numerosos testimonios de esperanza en toda nuestra diócesis.

De manera especial, nuestro Santo Padre invita a todos los fieles a participar en diversas actividades a lo largo del Año Jubilar a nivel diocesano o parroquial, incluyendo momentos de oración, proyectos de servicio para hacer más viva la comunidad parroquial y actividades comunitaria para compartir nuestros recursos en nuestras respectivas áreas  Cada parroquia puede organizar eventos que promuevan el diálogo, la reconciliación y el entendimiento entre los miembros de la comunidad. Actividades como colectas de alimentos, programas educativos, obras de caridad y encuentros interreligiosos pueden fomentar un espíritu de unidad y un propósito compartido, recordándonos de nuestra responsabilidad colectiva de cuidarnos los unos a los otros.

En el contexto de nuestra nación, el Año Jubilar llega también en un momento crucial en el que nos preparamos para una nueva administración presidencial. Mientras los Estados Unidos se embarca en esta transición, es crucial que busquemos mayor paz, buena voluntad y caridad. El Papa Francisco nos recuerda que la esperanza es una fuerza poderosa de transformación. Ahora que las elecciones presidenciales han terminado por otros cuatro años, podemos enfocar nuestra atención en construir puentes de esperanza, compasión y justicia a lo largo de nuestra patria. Esta es una renovada oportunidad para abogar por políticas que den prioridad al bienestar de todos nuestros ciudadanos, refuercen nuestra solidaridad con aquellos que están marginados y vulnerables, y ofrecer una cordial bienvenida a los inmigrantes y recién llegados que han llegado a nuestras comunidades. Ellos pueden ayudarnos a construir una civilización más fuerte de respeto por todos, donde la violencia y el odio no tengan lugar.

Al participar en este Año Jubilar, somos llamados a ser voces de esperanza en nuestras comunidades. Al encarnar estos valores, podemos contribuir a una cultura de paz y comprensión, experimentar el Reino de Dios y sentar las bases para un futuro mejor para todos, reconociendo que “La Esperanza No Defrauda.” ¡Que Dios los bendiga a todos!


Por el Reverendísimo Steven J. Raica es el Quinto Obispo de la Diócesis de Birmingham en Alabama.

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