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 | Por Michelle DiFranco

Celebra la fiesta de Juan Bautista Con pollo a la miel

Nos saltamos las langostas…

Cuando pensamos en Juan Bautista, visualizamos a un hombre descuidado que vive en el desierto, dándose un banquete con langostas y miel silvestre, proclamando terribles advertencias de arrepentimiento a todos los que quieran escuchar. Pero, por supuesto, sabemos que él era mucho más que eso. Los Evangelios describen a un profeta que fue enviado con el fin de preparar el camino para la venida de Jesús y su ministerio aquí en la tierra.

La gente de Jerusalén y del campo de Judea acudía a él para ser bautizado. Durante su ministerio dio testimonio de santidad y pureza; además, condenó públicamente la inmoralidad en todas sus formas. Era humilde y entendió su papel de allanar el camino para que otros siguieran a Jesús: “Detrás de mí vendrá él que es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de ponerme a sus pies para desatar la correa de sus sandalias. Yo los he bautizado a ustedes con agua, pero él los bautizará con el Espíritu Santo” (Mc 1, 7-8).

Juan siguió una vida de sencillez y pobreza, lo que explicaría su dieta mientras vivía en el desierto. A menudo me he preguntado por qué las langostas y miel, pero me saltaré la parte de las langostas por razones obvias y pasaré directamente a la miel.

Esta se menciona más de 60 veces en la Biblia, y hoy sabemos que la miel cruda está repleta de beneficios para la salud. Tiene propiedades antivirales y antibacterianas; asimismo, es una excelente fuente de antioxidantes.

Quizás esto es lo que ayudó a Juan a sostenerse en el desierto. Pero dado que también se sabe que ayuda a desintoxicar el cuerpo de impurezas y sanar heridas, no puedo evitar considerarlo una metáfora espiritual de su ministerio: ayudar a las personas a sanar las heridas del pecado y purificar sus corazones a través del bautismo.

A nuestra familia le encanta la miel, ya que es una alternativa más saludable que el azúcar, ¡pero sobre todo porque tiene un sabor excelente! Nos gusta en dulces horneados e incluso lo agregamos a algunos de nuestros platos salados, incluida la siguiente receta, que es una de las favoritas durante los meses de verano. Este plato sería un gran complemento para celebrar la fiesta de la Natividad de Juan Bautista, que es el 24 de junio, pero este año se celebra el 23, porque el 24 ha sido declarado Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús.

Celebrate John the Baptist’s Feast With Honey Chicken
Photography by Shane Folkertsma

Michelle DiFranco es diseñadora y madre ocupada de tres hijos.

Pollo a la parrilla con ajo y miel

  • 4-6 pechugas de pollo
  • ½ taza de miel
  • ½ taza de aceite de oliva
  • ¼ taza de salsa de soya
  • 1 cucharada de vinagre de sidra de manzana
  • 1 cucharada de mostaza Dijon
  • 4-5 dientes de ajo (picados)
  • 1 cucharada de azúcar morena
  • sal y pimienta al gusto
  • 2 ramitas de romero (picado)

En un tazón pequeño, mezcle todos los ingredientes enumerados. Haga algunos agujeros con un tenedor en cada pechuga de pollo y colóquelas en una bolsa grande con cierre hermético. Vierta 2/3 de la marinada sobre el pollo y guarde el resto en un recipiente hermético dentro del refrigerador. Ponga el pollo en el refrigerador durante la noche (o déjelo marinar durante al menos 6 horas).

Caliente la parrilla o una sartén a fuego medio-alto. Retire del refrigerador las pechugas de pollo y el recipiente con el glaseado restante de ajo y miel  de pollo . Saque el pollo de la bolsa y deje que se escurra el exceso de adobo antes de colocarlo en la parrilla/sartén. Cocine durante 6-7 minutos por un lado. Voltee y continúe cocinando. Después de 2-3 minutos, rocíe  el glaseado restante y cocine durante 2-3 minutos (o hasta que el pollo alcance una temperatura interna de 165 grados).