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 | Por Patricia Mish

Todos estamos trabajando en "silos"

En mi oficina hay conflictos entre departamentos. La administración nunca hace nada para arreglar esto. Es como si todos estuviéramos trabajando en silos.

¿Recuerdas cuando "silo" evocaba imágenes de tierras de pastoreo, donde estructuras altas en forma de cilindro salpicaban el paisaje? Según el diccionario Merriam-Webster, los silos “generalmente están sellados para excluir el aire”, lo que los hace ideales para almacenar granos.

Sin embargo, en los últimos años hemos escuchado el término "silo” para describir una realidad menos tangible en el mundo corporativo actual. Esto nos lleva a la tercera definición del respetado diccionario: “una agrupación aislada, departamento, etc., que funciona aparte de los demás, especialmente de una manera que se considera que obstaculiza la comunicación y cooperación”.

El mismo atributo que protege al grano puede asfixiar gradualmente a una organización desde adentro. Y mientras que los silos agrícolas pueden ser difíciles de pasar por alto, los que se encuentran en el lugar de trabajo pueden ser difíciles de detectar. Aunque el término es nuevo, la realidad no lo es: tanto los gerentes como los empleados pueden volverse territoriales. Independientemente de cómo se manifieste o desarrolle, los silos pueden desmoralizar a los trabajadores y, en términos prácticos, conducir a la ineficiencia y al conflicto. ¿El antídoto? Colaboración.

Como leemos en Eclesiastés, “Valen más dos juntos que uno solo, porque es mayor la recompensa del esfuerzo. Si caen, uno levanta a su compañero; pero ¡pobre del que está solo y se cae, sin tener a nadie que lo levante!” (4, 9-10)


¿Cómo romper el ciclo?

 

Reconozca el problema.

Los conflictos son inevitables y no son algo malo en sí mismos. Un buen líder o, si es necesario, un consultor puede fomentar una comunicación abierta. Si bien puede parecer más fácil mantenerse en su carril, en última instancia, la empresa prosperará cuando los departamentos aprendan a trabajar unos con otros.

Evite la política de oficina.

Fomente la comunicación y franqueza para que los empleados no sientan la necesidad de desahogar sus frustraciones sobre la gerencia o los colegas. Ya sea un gerente o un nuevo empleado, agradezca y reconozca a los demás por sus logros. Manténgase alejado de los chismes.

Dele un buen uso a las aplicaciones de mensajería.

Haga un esfuerzo concertado para ayudar a que todos se sientan parte de un equipo. Las plataformas de mensajería como Slack y Microsoft Teams pueden ser una excelente manera para que los empleados se mantengan conectados, obtengan comentarios sobre los proyectos actuales y se apoyen mutuamente.

Predique con el ejemplo.

Como San Pablo escribe a los Filipenses, “No hagan nada por espíritu de discordia o de vanidad, y que la humildad los lleve a estimar a los otros como superiores a ustedes mismos. Que cada uno busque no solamente su propio interés, sino también el de los demás.” (2:3-4)