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 | Por Sue Parker

San Juan Bautista

Festividad: 24 de junio

Ya sea como el niño que salta de alegría en el vientre de su madre cuando ella saluda a María embarazada del Salvador prometido o como el profeta austero que come langostas, Juan el Bautista es una de las figuras más conocidas de las Escrituras. Enviado a proclamar “Detrás de mí vendrá el que es más poderoso que yo”, Juan era una voz que clamaba en el desierto: “Preparen el camino del Señor” (Mc 1, 7; 3).

El Evangelio de Lucas revela el papel predeterminado de Juan en la historia de la salvación. Su padre, Zacarías, se quedó mudo cuando expresó sus dudas respecto a que su esposa, Isabel, tuviera un hijo, a pesar de su avanzada edad. En la presentación de Juan, Zacarías recupera la voz y proclama el hermoso cántico que describe el plan de Dios para Juan: “Y tú, niño, serás llamado Profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor preparando sus caminos” (Lc 1, 76).

Los cuatro Evangelios incluyen detalles del ministerio de Juan. Salió del desierto predicando el arrepentimiento y llamando a la gente para que “Produzcan los frutos de una sincera conversión” (Lc 3, 8). Al igual que Jesús, desafió a los oyentes a cuidar más de los pobres: "El que tenga dos túnicas, dé una al que no tiene” (Lc 3, 11).

Juan inicialmente se resistió cuando Jesús vino al río Jordán para ser bautizado por él. Pero lo bautizó   y luego fue testigo de la apertura de los cielos, así como del Espíritu de Dios que descendía sobre Jesús como una paloma. Aunque atrajo a muchos seguidores, Juan el Bautista siempre dirigió a sus discípulos hacia Jesús.

Las Escrituras nos dicen que Juan fue decapitado por el rey Herodes alrededor del año 30 d. C. Se le recuerda por su compromiso inquebrantable de predicar el arrepentimiento y hablar la verdad de Dios, incluso a los poderosos. Como proclamó Cristo, “no hay ningún hombre más grande que Juan, y sin embargo, el más pequeño en el Reino de Dios es más grande que él” (Lc 7, 28).