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 | Por Pete Burak

No esperes a ser ‘santo’ para comenzar a orar

Nunca olvidaré el momento en que conocí a mi esposa. La sacudida inicial de atracción generó un deseo casi total de conocerla mejor. Esto llevó a largas llamadas telefónicas (para mi disgusto, ella no tenía mensajes de texto), comidas en el comedor, sesiones de estudio distraídas y, finalmente, un ritmo diario de interacción. Nuestra amistad, confianza e intimidad crecieron gracias a una combinación de tiempo, compromiso y comunicación constante.

¿Por qué es tan difícil orar todos los días? Por la naturaleza de nuestro bautismo y fidelidad continua, Dios ha hecho un hogar en nosotros. A través del poder del Espíritu Santo, nuestra relación con el Dios Triuno es más íntima que cualquier relación humana que tengamos, incluidos nuestros cónyuges, hijos y mejores amigos. Nuestro Salvador y Señor, así como su poder, residen en nuestros corazones y almas; pese a ello, a menudo luchamos por prestarle atención. Olvidamos que está ahí. Minimizamos la importancia eterna y el impacto diario de ser un templo del Dios del universo. Recordamos enviar mensajes de texto a nuestros amigos, correos electrónicos a nuestros jefes, relacionarnos con nuestra familia, pero más allá de la oración ocasional memorizada, podemos pasar días sin reconocerlo.

Imagínense nuestras vidas si todos los días durante el Adviento apartamos un tiempo para estar con el Señor y lo notamos conscientemente a lo largo del día.

En lugar de depender solo de los momentos estándar de oración (dar las gracias antes de las comidas, Misa dominical, etc.), ¿qué pasaría si cada día dedicáramos un tiempo a conversar con Él y reconociéramos intencionalmente Su presencia en el millón de pequeños momentos que ocupa diariamente?

“Gracias, Jesús, por estar conmigo durante esta reunión”. “Señor, ayúdame a tener paciencia ahora mismo para estos niños locos que me has dado”. “Padre, ¿qué quieres que te diga ahora mismo?” “¡Ven, espíritu santo!” Estos son mensajes sencillos y hermosos para la relación más importante de nuestras vidas. Las Escrituras nos dicen que Dios escucha el clamor de su pueblo. Nunca se distrae, aburre o enfada. Jesús anhela llevarnos más profundamente, y la intimidad requiere comunicación, así que no espere a ser “santo” para comenzar a orar. Recordemos que Jesús nos ama y siempre responderá a nuestro texto.


Pete Burak es el director de i.d.9: 16, el alcance de jóvenes adultos de Renewal Ministries. Tiene una maestría en teología y es un orador frecuente sobre evangelización y discipulado.

This article was originally published December 2021.