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 | Por Steve y Bridget Patton

Él dice: En el trabajo me ofrecen un ascenso

Me gustaría ocupar este puesto, pero implicaría viajar mucho.

 

Ella dice: No quiero que él se vaya todo el tiempo.

Pero tampoco quiero que me guarde rencor si no estoy entusiasmada.


 

El resentimiento puede envenenar un matrimonio, y aquí hay varias posibilidades. Además de que él esté resentido por su falta de entusiasmo, también es probable que ella esté resentida con él si acepta la oferta o que él esté resentido con ella si, bajo su presión, la rechaza. Incluso es factible que ambos estén resentidos, ya que es posible estar resentido con alguien porque está resentido contigo. ¿Qué hacer?

Para empezar, si su oferta no te entusiasma, no pasa nada. Del mismo modo, si su falta de entusiasmo te provoca resentimiento, tampoco pasa nada. Los sentimientos son sólo sentimientos. Lo importante es no quedarse estancado en el nivel superficial de estos, sino llegar al nivel subyacente de las percepciones y expectativas. Ellas son las que originan los sentimientos. Si cada uno consigue entenderse a ese nivel, podrá mantener una conversación respetuosa que conduzca a una solución compartida. Podría ser así.

Dice sentirse entusiasmado, porque la oferta demuestra que su jefe aprecia su trabajo. Además, significará más ingresos, lo que espera que alivie parte de su estrés. También se siente resentido, porque esperaba que ella "se alegrara con los que se alegran" (Rom 12, 15a), pero en lugar de eso, se encontró con una actitud desanimada.

Ella le dice que esta oferta dice mucho de él. Le pide disculpas por dejarse llevar por su ansiedad y no poder felicitarle. A continuación, le explica que se siente desanimada por la oferta, porque cree que su ausencia supondrá perder su ayuda en casa. Le molesta que él no haya pensado lo que esto significaría para ella. En otras palabras, ella esperaba que él "llorara con los que lloran" (Rom 12, 15b), pero no lo hizo.

Se disculpa por estar tan absorto en su júbilo que pasó por alto las repercusiones negativas para ella.

Las interacciones en el mundo real son más complejas y desordenadas; sin embargo, los principios son los mismos: reconocer y respetar los sentimientos del otro, pero no dejarse dominar por ellos. Sé abierto y honesto sobre lo que ocurre en tu interior y, a continuación, prepárate para comprender, perdonar, pedir perdón y trabajar juntos para conseguir lo mejor para tu matrimonio.


Steve y Bridget Patton tienen maestrías en teología y asesoramiento, y trabajan como ministros de la vida familiar en la Diócesis de Sacramento.

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