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 | Por Patricia Mish

Estoy inquieto en mi trabajo

¿Cómo puedo discernir cuándo es el momento de seguir adelante?

Ojalá tuviera una respuesta fácil, pero la verdad es que no podemos saberlo con certeza. Aprovechar la fuente de su inquietud es un excelente lugar para comenzar. ¿Está aburrido, infeliz, estresado emocional o físicamente, o tiene la sensación de que “su trabajo aquí ha terminado”? Ninguna es la razón correcta o incorrecta para dejar un trabajo, pero identificar el factor impulsor ayudará con el proceso de discernimiento.

A continuación, identifique si es el trabajo o la organización. Si le gusta su lugar de trabajo, el Paso 1 podría ser tener una conversación honesta con su supervisor. Hágale saber que desea quedarse, pero que le gustaría explorar un nuevo rol que se base en sus fortalezas y le ayude a contribuir más a la empresa. En cualquier caso, ¡todos salimos ganando!

Si un paso lateral dentro de su empresa no es una opción, o si está listo para seguir adelante, intente separar el trigo de la paja. Deje de lado los factores negativos que pueden estar influyendo en usted para seguir adelante y concéntrese en los positivos: lo que busca en su próximo puesto, así como los dones y talentos que espera aportar al próximo capítulo.

Ninguna de las estrategias enumeradas hasta ahora lo ayudará a responder si Dios lo está inspirando a seguir adelante. Ahí es donde entra la oración. Cuéntele todo - su malestar, ansiedades, entusiasmo, inquietud - a Jesús.

Trate de pasar 20 minutos en oración silenciosa, todos los días, para escuchar la respuesta de Dios. Considere ir a un retiro de un día o un fin de semana, si puede hacerlo.

Abra su mente y corazón al Espíritu Santo. Pídale a Dios que le muestre la diferencia entre los sentimientos fugaces (por ejemplo, no quiero ir a trabajar hoy debido a X, Y o Z) y un verdadero anhelo de la voluntad de Dios para su vida.

Sepa y acepte que cualquier cambio implica tanto riesgos como pérdidas, asimismo, que el césped puede no ser más verde. Pero no deje que eso le impida seguir adelante, porque la vida laboral generalmente no es una línea recta que va de un buen trabajo a uno mejor y así sucesivamente. Abrace la incertidumbre, confiando en que Dios tiene algo que enseñarnos en cada paso del camino. Depende de Él.

Como nos recuerda Jesús: “Miren los pájaros del cielo: ellos no siembran ni cosechan, ni acumulan en graneros y, sin embargo, el Padre que está en el cielo los alimenta. ¿No valen ustedes acaso más que ellos? ¿Quién de ustedes, por mucho que se inquiete, puede añadir un solo instante al tiempo de su vida?" (Mt 6, 26-27)