"Convencido, ferviente y paciente"
La Comunidad Hispana celebra el Día de los Misioneros y Catequistas
La Comunidad Hispana celebra el Día de los Misioneros y Catequistas
La Oficina Diocesana del Ministerio Hispano organizó el Día del Misionero y Catequista en la Iglesia Católica St. Francis Xavier en Birmingham el 18 de septiembre. El día comenzó con la misa celebrada por el Obispo Raica, quien recordó a los presentes que salieran y compartieran el Evangelio con todos aún en las periferias. Durante la procesión de apertura, los participantes de diferentes países de América Latina llevaron la bandera de su país o la imagen de su santo patrono en honor al Mes de la Herencia Hispana. El día también marcó el Día Nacional en Memoria de los Niños Abortados. Después de la misa, el obispo Raica dirigió una década del rosario en memoria de los más de 60 millones de niños asesinados por el aborto.
Después de la Misa, la jornada continuó con las presentaciones de las Hermanas Misioneras Guadalupanas del Espíritu Santo; El Padre Jonathan Howell, Pastor Asociado de la Iglesia Católica St. Francis Xavier; y la hermana Karen Muñiz, STJM, Directora de Catequesis en la Arquidiócesis de Miami.
Catequistas y discípulos misioneros de parroquias de toda la diócesis asistieron al evento y expresaron su gratitud por la oportunidad de estar acompañados por el Obispo Raica, recibir formación y tener compañerismo con otros líderes del ministerio hispano.
Al concluir el evento, la Oficina del Ministerio Hispano expresó su gratitud al Obispo Raica, a la Oficina de Sagrada Liturgia, presentadores, al Padre Joe Culotta y Brenda Bullock por su apoyo y colaboración.
El texto completo de la homilía del obispo Raica sigue a continuación:
Queridos hermanas y hermanos,
Hoy celebramos aquí en la Iglesia de San Francis Xavier el día del misionero y catequista. Gracias a Maria Jose y Krysthell por preparar este día. Gracias al Padre Jonathan por su presencia y apoyo. Gracias por nuestros presentadores de hoy.
Les doy hoy la bienvenida a todos ustedes a esta celebración. Estoy feliz de ver su entusiasmo para proclamar el Evangelio de Jesucristo - listo para la misión.
Cuando Jesús empezó su ministerio público, invitó a aquellos que encontró: “Vengan, síganme”. Muchos aceptaron su invitación. Algunos no lo hicieron y se fueron “enamorados del mundo”. Entonces, después de la resurrección, justo antes de ascender al cielo, El proclamó a sus discípulos: “Vayan…Vayan por todo el mundo. Enseñen y bauticen en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.” En otras palabras – salgan como misioneros. Salgan como discípulos. ¡Salgan! Nuestra vida no es solamente en la iglesia, pero en ir donde las Buenas Nuevas deben ser predicadas. El Papa Francisco llama a las “periferias” – a las periferias físicas, espirituales y morales - donde el mensaje de Cristo puede ser proclamado. Jesús no pasaba todo su tiempo en el templo rezando. Por supuesto, el rezaba y rezaba seguido, pero el también estaba afuera proclamando el Reino de Dios para que los sordos pudieran oír, los ciegos pudieran ver y para que se le pueda predicar a los pobres las Buenas Nuevas.
Es una misión increíble de la que ustedes y yo somos parte. Cuando pienso en esto, los discípulos de Jesús no tenían una preparación formal. No había clases de catecismo. No tenían títulos en teología de universidades famosas. No tenían certificados de calificación. No se les dio un manual o libro a seguir. El Nuevo Testamento todavía no había sido escrito. Lo único que tenían era una relación con Jesús. Ellos podían decir: yo conocí a ese hombre, Jesucristo. Esto es lo que dijo. Lo seguimos porque El está vivo y con nosotros. El dijo, “Dios los ama.” Como nosotros, El quiere que ustedes lo sigan. Porque al seguir a Jesús, llegaras a ser verdaderamente tú mismo. Experimentarás una libertad increíble que nada más (fama, fortuna, éxito) puede darte.
Sobre todo, como aquellos primeros discípulos, quiero que sepan que ustedes son amados. En Jesús, conocemos el amor de Dios. Es increíble porque Dios nos dio a su hijo Jesús para mostrarnos como cuidarnos y vivir juntos.
Ahora, nuestras lecturas de hoy nos dan un buen ejemplo para que lo consideremos. En la carta de San Pablo a Timoteo, le recuerda a Timoteo y a nosotros – mantener las Palabra de Dios consagrada en los mandamientos para que estemos preparados para ver a Dios el Rey de reyes y el Señor de señores, “en el momento adecuado” ¡Contemplaremos a Dios!
El Evangelio nos recuerda la famosa parábola del “sembrador y la semilla.” Algunas semillas cayeron en el suelo rocoso, algunas cayeron en el camino, algunas cayeron entre espinas y algunas cayeron en buena tierra donde “produjeron cien veces más frutos.” El punto es, todos los domingos, todos los días – incluso hoy, la Palabra de Dios cae en nosotros. ¿Somos el camino, el suelo pedregoso, los espinos, o buena tierra? ¿Están nuestros corazones listos para recibir la Palabra para que crezca y produzca fruto en nosotros?
El Evangelio termina con las hermosas palabras: “Abrázalo con un corazón bueno y generoso y da fruto con la perseverancia.” Los misioneros deber estar verdaderamente convencidos de lo que creen, especialmente de su relación con Jesús. Los misioneros deben ser fervorosos para ser testigos de la presencia de Jesús en sus vidas. Los misioneros también tienen que ser pacientes mientras la semilla de la fe crece en los demás. No los podemos forzar. Todos deben venir a Cristo con libertad.
Quizás pensamos – No estoy listo. Soy muy joven. No soy inteligente. Anunciar el Evangelio es nuestra tarea. Nunca vamos a estar completamente preparados. Anunciamos a Cristo – no una doctrina, no un código de ética. Anunciamos a una persona – Jesucristo. El es quien cambia los corazones y hace que nuestros corazones vibren en libertad y plenitud. El es el que invita. El es quien nos salva.
Mis queridos misioneros y catequistas: No tengamos miedo en proclamar a Cristo, nuestra Luz y Esperanza. Como dijo el Papa San Pablo VI (sexto): el mundo necesita maestros que sean testigos hoy.” Solo en El encontramos la plenitud de la vida porque El nos muestra no cómo tener éxito, sino como ser fieles. De esta manera, tendremos un futuro con El para siempre.