| Por El Reverendísimo Steven J. Raica

“Un future lleno de Esperanza”

Amigos míos, todos los años se celebra la Semana de las Escuelas Católicas en todos los Estados Unidos, durante la última semana de enero. Por eso, con esta publicación, destaco la importancia de la educación católica como un componente esencial de la misión de nuestra iglesia. Desde el principio, nuestro Señor ordenó a sus discípulos: “¡Id por todo el mundo y enseñad a todas las naciones!” (cf. Mt 28:19-20) ¡No hay nada más directo que eso! Nuestros esfuerzos por toda la Diócesis para promover y fomentar la educación católica se ha convertido en una de nuestras principales prioridades para cumplir con lo que el Señor nos pide. Mientras la educación, y por supuesto la “educación católica” y por extensión las escuelas católicas, es un tema amplio para mi reflexión aquí, nuestras escuelas (tanto parroquiales como diocesanas) tienen que ser hoy una de nuestras prioridades claves. Al hacerlo, felizmente nos asociamos a los padres, quienes son los primeros y principales maestros de sus hijos.

Case a los comienzos de su pontificado, el Papa Francisco expuso claramente la misión de las escuelas católicas a un grupo de participantes en el Congreso Mundial sobre Educación Católica celebrado el 21 de noviembre de 2015: “La educación no puede ser neutra. Es positiva o negativa; o enriquece o empobrece; o permite que una persona crezca o la disminuye, incluso la corrompe. La misión de las escuelas es desarrollar un sentido de la verdad, de lo que es bueno y bello.” Esto todavía hoy sigue siendo cierto. Debemos distinguirnos de otros proveedores de educación centrando nuestras energías en nuestros jóvenes, que tienen tanto que ganar con una educación sólida y mucho que perder cuando se pierde la oportunidad. Es la formación de un corazón que busca el corazón de Cristo, en todas sus ricas dimensiones, que nos motiva a hacer lo que hacemos.

Fundamentalmente, la educación consiste en introducir a alguien en la totalidad lo que es real.  De manera que, quien está en esta vocación debe despertar una sed, un hambre y una pasión por lo que es verdadero y bello — por la justicia y por el amor. (cf. L Giussani en www.veritasjournal.org).

Nuestras escuelas están dedicadas a esta misión. Juntos formamos un equipo formidable para proporcionar a nuestros alumnos la mejor base posible que los prepare para afrontar los desafíos que se les presente en el futuro. Al mismo tiempo, al cumplir el mandato de Dios de enseñar a todas las naciones, estamos formando discípulos de Cristo que persiguen los valores del reino.  Nuestras energías permanecen firmes para que podamos llevar a cabo esta importante tarea.

Los alumnos de nuestras escuelas católicas en toda la Diócesis de Birmingham han demostrado que pueden sobresalir en la vida gracias a la sólida educación que recibieron. Desde ganadores del premio Nobel hasta un arzobispo en el servicio diplomático, maestros, científicos, abogados, ingenieros, seguridad, sacerdotes y hermanas, trabajadores sociales, empresarios, líderes políticos y muchos más, nuestras escuelas les han dado a los jóvenes una ventaja esencial en cuanto a la fe, la vida y el futuro. Que ciudadanos de fe tan entregados asuman roles de liderazgo y servicio marcan la diferencia para nuestro mundo y nuestra sociedad.

De manera muy particular, agradezco a Margaret Dubose y su equipo, junto con los directores, maestros, asistentes y personal, sacerdotes, padres y generosos benefactores, quienes hacen que todo esto sea posible. Merece la pena nuestro tiempo, talento y tesoro.

Sí, estamos cumpliendo con el mandato del Señor de “¡enseñar a todas las naciones!” Cuando todo está dicho y hecho, podemos afirmar que nos hemos comprometido a proporcionar un retorno de nuestra inversión en la vida de nuestros hijos para un futuro lleno de esperanza. ¡Que Dios los bendiga a todos!


El Reverendísimo Steven J. Raica es el Quinto Obispo de Birmingham en Alabama

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